Porque ha de ser obligación de toda institución educativa dar continuidad a la labor que como primeros educadores desarrolláis los padres con vuestros hijos, cuando nos confiéis su cuidado podéis tener la certeza, no solo de que lo dejáis en las mejores manos, sino de que vuestro hijo se va a encontrar como en su casa.
El niño necesita de un entorno rico y agradable que le estimule naturalmente, un entorno donde se sienta cómodo y feliz, donde pueda aprender en alegría y crecer en la relación con sus compañeros.
Con este fin, del mismo modo que ponemos el máximo cuidado en la elección de las personas que lo han de dirigir, acondicionamos con el mayor esmero nuestras aulas: el colorido de las mismas, los dibujos de los vinilos, los visillos que cubren ventanas y puertas, amplios espacios…
Todo, hasta el más mínimo detalle, ha sido pensado para hacer del aula un hogar cálido y acogedor donde el niño sea feliz en el sentido original del término (fecundo, fértil, fructífero).