Si tenéis la paciencia de leer lo que sigue descubriréis la increíble historia por la que nuestros niños de Infantil  convirtieron el colegio un gran circo en compañía de una saltimbanqui venido del Medievo.  

Los alumnos de Infantil tardaron en reponerse de la sorpresa, aunque al final lo consiguieron ¿A que os estáis preguntando que a qué sorpresa nos referimos? Uffff, pues preparaos porque la historia tiene enjundia. Os la contamos a continuación.

Recordaréis que los niños de cinco años se pasaron un trimestre inmersos en el aprendizaje de la Edad Media; que, entre otros muchos conocimientos, tuvieron oportunidad de aprender las diferentes profesiones de la época: cortesanos, campesinos, herreros, zapateros… saltimbanquis…

Pues bien, ¿qué pensaríais si de repente un saltimbanqui de aquella época apareciera como si nada en vuestra clase. ¿Os parecería increíble, verdad? Pero cierto, pues eso es precisamente lo que sucedió: estaban nuestros peques aprendiendo y divirtiéndose, como siempre, cuando de repente, como por ensalmo, se les apareció un personaje sonriente y vestido de manera estrafalaria, el cual, si al principio les hizo dudar, no tardaron en reconocerle. ¡Era el saltimbanqui que habían conocido en su salto en el tiempo a la Edad Media! ¡El mismo!

Tras una apasionante conversación, el saltimbanqui, les confesó a nuestros niños que, después de nuestro viaje a su época sintió la tentación de devolvernos la visita para conocer cómo era el circo del siglo XXI. Y claro, siendo como son nuestros peques de serviciales, no pudieron negarse así que se les ocurrió una genial idea: dado que son menores de edad y no pueden ir solos al circo, ¿por qué no montar un circo sin salir del cole?

¡Dicho y hecho! En apenas unas horas, gracias a la inestimable ayuda de las maestras, convirtieron el cole en un auténtico circo. Gracias a este extraordinario escenario, a los niños de Infantil no les costó sumergirse en la magia del circo. Trapecistas, domadores, equilibristas… los inefables payasos y tantos protagonistas como tiene el circo… Todos ellos pasaron ante los ojos del saltimbanqui que, atónito,  aprendió junto a los niños el gran número de profesionales que llevan su diversión a los más pequeños. Y como el aprendizaje no excluye la diversión, los chicos aprendieron a jugar a los aros, se anduvieron y se subieron a los zancos que ellos mismos habían preparado… En cuanto al desenlace, seguro que no os sorprende saber que el saltimbanqui se volvió a la Edad Media más feliz que unas pascuas, no sin antes prometer que, habiéndose divertido tanto, seguro que volvería. Aquí tenéis algunas fotos que ilustran cómo se lo pasaron.

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