En su visita a Ciempozuelos los alumnos de 4º de la ESO del colegio Juan Pablo II tuvieron ocasión de conocer personalmente a los residentes. Durante las horas en las que convivieron con ellos tuvieron oportunidad de comprender, desde la cercanía, su realidad y el derecho a que se les respete en su dignidad como personas.

Los alumnos de 4º de la ESO del colegio Juan Pablo II de Alcorcón, visitaron el Centro de Salud mental San Juan de Dios, de Ciempozuelos, regentado por los hermanos del mismo nombre.

Nos enseña la biografía de San Juan de de Dios que, tras confesarse con San Juan de Ávila, a modo de penitencia, decidió hacerse el loco para ganar en humildad, de modo que, tras repartir todas sus posesiones entre los pobres, se dedicó a deambular por las calles pidiendo a Dios misericordia por sus pecados.

La gente que lo veía, creyendo cierta su locura, le trataba con desprecio, cuando no a golpes y pedradas. Las circunstancias no cambiaron cuando decidieron recluirlo en un asilo para locos, donde siguió recibiendo palizas, pues era el modo en que se trataba por aquel entonces a quienes habían perdido la razón.

Será en el manicomio donde San Juan de Dios comprenda el gran error que supone pretender curar las enfermedades mentales con malos tratos, y donde tome conciencia de que, a partir de entonces, su misión habrá de ser la procurarles un trato digno, teniendo claro que a estos enfermos es preciso curarles el alma con amor, antes de proceder a la curación de su cuerpo.

Aun cuando el santo sabía poco de medicina, los buenos resultados no tardaron en llegar. Así fue como surgió la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios, a la cual pertenece el centro de Ciempozuelos, fundado en 1876, y orgulloso de situarse a la vanguardia en el mundo de la psiquiatría.

La visita a Ciempozuelos comenzaba a primera hora de la mañana con una charla de contextualización, gracias a la cual nuestros alumnos supieron que, si hace unas décadas, el 20% de las enfermedades mentales tenía su origen en el uso de las drogas, hoy el porcentaje se ha incrementado, de manera alarmante, hasta llegar al 55%.

Después de la charla tuvieron oportunidad de hablar con los residentes, quienes les explicaron que, cada uno de ellos, tiene un trabajo asignado, ya sea en la lavandería, granja, taller, alfarería, jardinería… Y para concluir su visita, jugaron un partido de fútbol con los residentes.

Muy sensibilizados hacia lo que habían visto y aprendido a lo largo del día, nuestros alumnos destacaron la importancia y el privilegio que supone vivir en un entorno de amor y cariño. “Existe un rechazo natural y prejuicio evidentes hacia estas personas –señalaban a su vuelta al colegio- Pero a pesar de ello, hoy hemos podido comprobar que el hecho de conocerles personalmente, el tener oportunidad de hablar,  y convivir con ellos, aunque sea durante unas pocas horas, allana enormemente el terreno de la relación. Aunque estén enfermos, como personas tienen una dignidad a la nuestra, y hemos de respetarla”.

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